500 menores han sido recuperados de fiestas clandestinas por la Dinapen, hasta la fecha

Cuenca.- Los jóvenes tienen derecho a la diversión pero cuando superan los límites y ponen en riesgo su seguridad, la Policía Nacional tiene el deber de impedir dicha actividad. Esa función está a cargo de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes, (Dinapen).
Cada semana, los agentes acuden a las «famosas» fiestas clandestinas, en las que encuentran a menores de edad y consumo de licor. En lo que va del año, la Dinapen recuperó cerca de 500 jóvenes, menores de 18 años, quienes fueron entregados a sus padres bajo un acta de compromiso.
Redes sociales
Los agentes monitorean constantemente las redes sociales y, con información reservada, conocen de direcciones y fechas exactas en las que organizan las fiestas. Con personal de refuerzo y funcionarios de la Intendencia de Policía asisten a los diferentes lugares para la inspección.
Si la fiesta tiene un valor para su ingreso debe contar con un permiso de la Intendencia de Policía del Azuay, de lo contrario es catalogada como clandestina, un hecho que es muy frecuente en este tipo de eventos. Ante esta situación, la autoridad tiene la obligación de suspenderla. En el caso que encuentre a menores de edad con o sin bebidas alcohólicas, la Policía los traslada al Comando, donde son entregados a sus padres o algún familiar. Los mismos reciben información sobre las condiciones en las que fue hallado.
El local de la fiesta es clausurado por la Intendencia y el organizador del evento es detenido. En la mayoría de los casos, los organizadores no están presentes en el evento, por lo que solo se decomisa el licor y se recupera a los menores de edad.
Recomendaciones
El capitán Carlos Fuel, jefe de la Dinapen, indicó que la mayoría de los padres de familia desconocen la verdadera actividad que realizan sus hijos cuando piden permiso para salir. Otros padres saben dónde están, pero desconocen lo que hacen.
“Muchos se llevan una sorpresa al recibir una llamada en la que se solicita su presencia para que retiren a sus hijos en las unidades de la Policía. Para evitar esa incomodidad, es recomendable que conozcan a los amigos de sus hijos, los domicilios y generen confianza para que los adolescentes confíen en sus padres y les tengan al tanto de sus acciones”, comentó Fuel.
A más de relacionarse con las amistades de los hijos, es necesario que conozcan el lugar y el ambiente de la fiesta a la que asistirá. Inspeccionar los objetos que lleva en su bolsa o mochila, con el fin de evitar que tenga sustancias ilícitas o armas que impliquen cualquier riesgo.
“En las fiestas clandestinas, los organizadores no tienen un plan de seguridad, ni les interesa que los jóvenes estén a salvo. Solo velan por su interés personal. Por esa razón, los padres tienen que estar más atentos en el desarrollo y vinculación social de sus hijos”, acotó Fuel.
La denuncia de las personas para descubrir una fiesta clandestina es relevante. Estas fiestas, por lo general, se llevan a cabo dentro de una vivienda para evitar sospechas de las autoridades. Sin embargo, la intensidad de la música e incluso las peleas entre los jóvenes llaman la atención de los vecinos, quienes informan a la Policía. / Redacción Azuay.
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