Los años 2012 y 2013 son los que registran mayor cantidad de plantas destruidas con 2.170.900 y 1.255.537, respectivamente. Lo que significa que en el 2013, la erradicación disminuyó el 73% con respecto al 2012.

A partir del 2012, se intensificaron las actividades de inteligencia que contribuyeron de manera importante para la detección y posterior destrucción de las plantas.

Para el año 2013, la erradicación de amapola por provincia fue de 1.797.966 plantas que estuvieron distribuidas en Azuay, Chimborazo, Cotopaxi, Sucumbíos, Bolívar, Carchi, Pichincha, Cañar y Tungurahua.

Chimborazo es la provincia en donde la erradicación fue más intensa, se eliminó en más del 81% del total erradicado a escala nacional.

Tungurahua, provincia central del país, registra una destrucción de 250 mil plantas que representa el 13,84%, seguida por Cotopaxi con el 1,32%, durante el 2013.

La investigación de Unodc señala también que los pobladores de los lugares visitados para el monitoreo, principalmente dedicados a la agricultura y en menor proporción a la ganadería, aducen que las plantas de amapola crecen de manera silvestre y compiten con sus cultivos productivos.

Para ellos, dice el documento, “esa planta es mala hierba”, incluso mencionan que los animales son afectados cuando la consumen.

Estos pobladores están de acuerdo con la erradicación de la amapola porque consideran que es una forma de eliminar plantas que restan nutrientes a sus cultivos, mermando su productividad, afirma el documento.

Por otro lado, se puntualiza que existe menor probabilidad que grupos organizados implementen actividades ilícitas en torno a estos cultivos de manera masiva.

Finalmente, la Organización destaca que las autoridades nacionales han efectuado un trabajo consistente que incluye labores de inteligencia y eliminación de la amapola año tras año. / Redacción Quito.