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Gemelas comparten la misma pasión por la Policía y el servicio a la comunidad

Cuenca. Además de compartir la misma apariencia, su unión llega incluso a lo laboral. Un uniforme y la pasión por servir a la comunidad hace que las gemelas Cristina y Elena Santos Guamán se enamoren más de la Policía Nacional, Institución a la cual pertenecen con mucho orgullo.

Buscar una diferencia para no confundirlas es casi imposible, pero para ventaja de sus compañeros, cada una trabaja en provincias diferentes. Cristina labora en el área administrativa de la Policía Nacional en el Azuay, mientras que Elena se destaca en el área operativa de la Policía en Guayaquil.

Las hermanas, de 24 años de edad, llevan un año en la Institución y con la meta de avanzar y crecer como profesionales. Cristina recordó que su padre, también policía, las educó con valores de servicio a los demás, sea cual fuere el camino que escojan en la vida.

Pese a esa libertad para elegir su destino, ellas no dudaron y optaron por seguir los pasos de su progenitor y convertirse en policías y el orgullo de su familia, como lo han sido desde el primer minuto que nacieron.

“Ser policía es lo que deseábamos desde niñas, porque nos atraía el uniforme y la valentía que tienen para enfrentarse a la delincuencia y proteger a las personas. Es un camino que las dos optamos sin dudar y cada día nos sentimos mejor y satisfechas”, comentó Cristina.

Todos los días están en contacto, ya sea por redes sociales o por videollamada. Es imperdonable que entre ellas no se pongan al día en las actividades del día. De esa manera se apoyan y buscan solución a cualquier inconveniente laboral.

Ventajas de ser gemelas

De pequeñas, en los juegos discutían por ser el policía que capture al ladrón, pero sus amigos perdían al no saber a quién de las dos tenían que detener. Estas confusiones fueron más divertidas cuando estaban en la universidad. Los cambios de identidad se daban a la hora de los exámenes, incluso en las citas con sus pretendientes.

Los novios preguntaban frecuentemente sus nombres para no confundirse y evitar actos bochornosos. La única persona que sabe diferenciarlas a la perfección, es su madre, quien también siempre se fija en un lunar que Cristina tiene a la altura de su boca y Elena no.

“Afortunadamente ninguna aprobó el curso para ser policía el mismo año, porque habría sido una gran confusión. Somos muy sociables, nos reímos mucho, actuamos igual, tratamos de estar siempre con los mismos detalles en el cabello o vestimenta. Es difícil que nos distingan y mucho más si usamos el mismo uniforme de la Policía”, acotó Cristina.

Video:

Lo que temen

Elena tuvo una experiencia emocionante al enfrentarse a un delincuente en Guayaquil. Solo escuchó “auxilio policía, ladrón”. Supo que tenía que correr tras el delincuente, hasta que logró su captura. Esta actividad puede presentarse nuevamente, ya que ella está en el servicio operativo, en el campo.

Cristina, en cambio, siente algo de temor, pero no descarta la posibilidad de que algún día deba perseguir a los delincuentes también. Este miedo que siente, también se relaciona con la preocupación que siente por su hermana. Cada sensación o situación de riesgo que atraviesa Elena, Cristina lo siente y viceversa.

Cada vez que están de franco, aprovechan el tiempo al máximo junto a sus padres en Guayaquil, su ciudad natal. Pasean en la moto de Elena por su barrio y visitan a sus amigas. En estos recorridos, ambas siempre están vigilantes ante cualquier situación delincuencial, porque llevan en la sangre el gusto de trabajar por una comunidad segura. Redacción OE/Azuay.

Fotografías:


 

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