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Cirugía de vanguardia se practicó en el Hospital de la Policía Nacional

Quito. A muchas mujeres como Verónica Inapanta, quien desde niña padece un tipo de cardiopatía congénita, los médicos suelen aconsejar no quedar embarazadas, por el riesgo que supone eso para su corazón. Sin embargo, ella corrió el riesgo y es madre de Paulina, de 13 años, de Melani, de 11 años y David, de 6 años, sus “tres amores”, dice. Una intervención pionera de corazón abierto le permitió a la madre “volver a la vida y brindarles mayor atención a sus tres hijos”.

Verónica es proveniente de la parroquia González Suárez, de la provincia de Imbabura. A sus 34 años decidió someterse a una intervención quirúrgica en el Hospital Quito No. 1 de la Policía Nacional del Ecuador, debido a una anomalía congénita llamada Ebstein. Pese a ser diagnosticada con esta enfermedad hace seis años y durante el embarazo de David, no se trató adecuadamente y soportó constantes fatigas, respiración rápida, cansancio, y cianosis (coloración azulada de la piel).

Luego de liberarse del miedo que le impedía decidirse a entrar al quirófano, accedió a operarse. Una decisión oportuna de la paciente permitió al equipo médico, colocarle una prótesis biológica, es decir, una válvula artificial para hacer el trabajo que su propia válvula ya era incapaz de realizar.

«Verónica padecía la anomalía de ebstein», explica el doctor Fernando Erazo, jefe del área de Terapia Intensiva. “Es un defecto cardíaco muy poco común, en el cual las partes de la válvula tricúspide son anormales”, sostiene el especialista, mientras revisa a la paciente y realiza la anamnesis.

Esta válvula, explica el médico, separa la cámara inferior derecha del corazón (ventrículo derecho) de la cámara superior derecha (aurícula derecha). En esta anomalía, la ubicación de la válvula tricúspide y la forma como funciona para separar las dos cámaras es anormal y recalcó que esta afección fue superada y resultó todo un éxito.

El médico sostiene que “pese a ser la primera cirugía de este tipo de enfermedad, es la segunda intervención quirúrgica a corazón abierto realizada exitosamente”.

Al ser una intervención de alto riesgo, por su complejidad duró seis horas, señala el cirujano. Para ello se tomó toda la experticia profesional para el procedimiento realizado por alrededor de 10 profesionales médicos; dos cirujanos, un anestesiólogo, un perfusionista, cinco terapistas intensivos y cuatro enfermeras. Con este equipo especializado en cirugías cardiológicas e instrumental de última tecnología se cambió la válvula tricúspide afectada, por una válvula biológica, indicó el médico.

La operación fue todo un éxito, luego de ocho días en terapia intensiva, Verónica, junto a su esposo Wilsón Cevallos, cabo de la Policía y su apoyo incondicional, comenta que “sentía miedo antes de operarse porque creía que no saldría viva de la operación y ese sería el último día que me verían mis niños”.

Hoy, Verónica se encuentra en las habitaciones de estancia hospitalaria, donde recibe cuidados paliativos y recibirá controles permanentes durante 15 días. “Agradezco a todo el equipo médico por su excelente trabajo, trato y por alcanzar el éxito en la cirugía”.

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Estadísticas

Según un estudio, uno de cada 20 mil nacidos vivos presentan la enfermedad de Ebstein a nivel nacional, es decir el 0.3 % de todas las cardiopatías presentadas en consulta médica.

Respecto a los gastos de hospitalización, cirugía, honorarios médicos y medicamentos, Wilson Cevallos, esposo de la paciente aseguró que solo pagará el 30 % del total, ya que el 70 % restante será asumido por la Institución policial. Redacción A. R. /Quito.

Fotografías:


 

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