El GIR unió el destino de dos policías comprometidos con el servicio a la comunidad
Cuenca. En el Grupo de Intervención y Rescate (GIR) cualquier sacrificio vale la pena para alcanzar los objetivos deseados. Por ello, la preparación física, mental y emocional es vital para que cada uno de los comandos que integran esta Unidad élite de la Policía Nacional, sea considerada una de las mejores del país.
La preparación física es muy exigente, cada comando asume la importancia de estar 100 % preparado para un rescate, en cualquier condición, mientras que su fuerza mental debe ser firme durante las intervenciones y apoyo a otras unidades.
Precisamente esta preparación y solidaridad entre todos sus elementos ha llevado a conformar una gran familia en el GIR, que se apoya en cada momento, sobre todo, cuando los seres queridos se encuentran lejos. El teniente coronel Edwin Noguera, jefe del GIR en Azuay, indicó que cuando un policía ingresa a esta unidad, forma parte de un grupo de seres humanos que está dispuesto a dar la vida por el otro en caso de ser necesario.
“Esta es una familia, donde existen roces y problemas, pero existe confianza y respeto, a ello se suma una serie de valores que se inculcan a diario, con el objetivo de formar buenos policías y grandes seres humanos a lo largo de toda su vida”, comentó Noguera.
Historias de unión entre uniformados
Jhonny Calvache y Carmen Granda se conocieron en la Unidad hace dos años y el pasado mes de enero contrajeron matrimonio. Calvache, de 31 años, lleva 12 años como policía y la mitad de ellos en el GIR, ha Cuenca llegó hace dos años y conoció a su compañera Carmen Grande, quien trabaja en la secretaría de la unidad.
“Por su trabajo, el GIR es una unidad conformada solo por hombre, ya que las exigencias propias de la preparación intimida a las mujeres, por ello el ambiente donde se desenvuelve Carmen es inequitativa en lo referente al género, pero totalmente igual en el aspecto de respeto y consideración”, indicó Calvache.
“Esta unidad es una familia, todos mis compañeros son mis hermano y mi esposa es vista como una hermana más, ella es tratada con respeto no solo por ser mi compañera, sino por ser mujer y sobre todo se respeta los rangos y antigüedades como norma de la institución”, agregó.
De la puerta para afuera
Granda, quien se encarga de los temas administrativos, comenta con su humor característico que su relación con Calvache es de la puerta para afuera. “Durante los días de servicio él es mi superior, yo le saludo a diario al igual que mis compañeros y nuestro vínculo es estrictamente profesional. Una vez fuera de la institución, retomamos nuestra vida de pareja”, señala.
En el comando, cada uno duerme en los bloques que le corresponde, cumple sus actividades señaladas, «incluso existen días en los que no nos vemos debido a nuestro trabajo, pero siempre estamos pendientes, ya que su actividad es de riesgo cuando acude a una intervención o rescate especial”, agregó Granda.
Los días que tienen libre, Calvache y Granda se turnan para viajar a sus ciudades de origen Quito y Loja, pero a futuro piensan establecerse en la capital de la República para continuar con su carrera social. “El GIR es un ejemplo, no solo por el tema de resultados en operativos y rescates, sino en el trato de sus integrantes; en los compromisos que cada uno de ellos asume con su familia y con los demás, por lo que estamos seguros que continuaremos como un referente para la ciudadanía, especialmente para aquellos jóvenes que desean ingresar a la Policía y a esta unidad especial”, agregó Noguera. Redacción M. N. /Azuay.
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