Con una minga, comunidad y Policías recuperan espacio deportivo en Ponce Enríquez

Ponce Enríquez.- El trabajo coordinado entre la comunidad y los miembros de la Policía Nacional, permitieron a los niños y jóvenes de la parroquia San Gerardo en el cantón azuayo de Camilo Ponce Enríquez, recuperar un espacio deportivo el cual, debido a su falta de cuidado, estaba en el abandono y sin un uso adecuado.
Con machete en mano, los miembros de la comunidad y los uniformados retiraron la maleza que se encontraba en los alrededores de la cancha, así como en el sector destinado para los graderíos, al tiempo que se pintó ciertos espacios y retiró la tierra que se encontraba en los lugares por donde corre el agua de la lluvia.
Vinicio Durazno, morador del sector, agradeció la colaboración de la Policía Nacional en esta minga, ya que esto demuestra el interés que tienen los miembros de la institución por vincularse con los temas comunitarios y de bienestar de los moradores de este populoso sector de Ponce Enríquez.
“Es importante que la Policía se integre a las mingas, así los moradores se incentivan y participan de forma activa en las siguientes mingas. La Policía está para ayudarnos, ya sea contra la delincuencia o en este tipo de tareas sociales, lo que significa mucho para los habitantes de San Gerardo”, comentó Durazno.
Vínculo
Por su parte, el mayor Xavier Solórzano, jefe del Distrito Ponce Enríquez, aplaudió la iniciativa de la comunidad al tiempo que comprometió el apoyo permanente por parte de la Policía Nacional para participar activamente en todas la mingas de regeneración de los espacios del cantón.
“Sin duda cuando la comunidad muestra interés por mejorar su cancha, su parque su barrio, es obligación de la Policía estar junto a ella. En esta ocasión se ha regenerado un espacio que servía de todo menos de un área para el deporte, ahora los niños y jóvenes tiene un lugar adecuado para recrearse alejados de los vicios y más riesgos”, indicó Solórzano.
El oficial comentó que con estas mingas se obtiene doble beneficio. Primero se recupera una lugar de recreación y luego la comunidad de apodera del mismo, alejando a libadores, drogadictos o delincuentes que, aprovechando su abandono, lo utilizan para otras tareas que constituyen un riesgo para los moradores. (MN-Azuay)
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