Enseguida, Criollo y Solís se fundieron en un abrazo fraterno, sinónimo de disculpas sinceras. Alexis Alemán, otro de los representantes estudiantiles, le entregó un ramo de flores acompañado de un pastel. El alumno dijo que a pesar de que ellos no fueron los que la agredieron, traían estos presentes esperando que se recupere. Esas palabras también terminaron en un abrazo de perdón.

Jéssica respondió a las muestras de cariño aceptando las disculpas, pero pidiéndoles que si van a protestar lo hagan de una manera pacífica, ya que del otro lado también están seres humanos. La uniformada contó que no está recuperada en su totalidad; está haciendo fisioterapia, y que ha recibido todo el apoyo de la Institución policial.

La agente del orden también contó que ese día sintió un fuerte golpe en su cuello. En las imágenes que se grabaron de ese día se pudo observar que estudiantes lanzaron un bloque, que golpeó a Jéssica, quien se encontraba con un grupo de la UMO. Según los médicos, esta agresión produjo una desviación de la columna que tiene que ser tratada con cuidado.

El general superior Diego Mejía, comandante General de la Policía Nacional, indicó que son muy loables las disculpas públicas presentadas por los estudiantes y que se debe trabajar en conjunto para que estas manifestaciones sean de forma pacífica. De hecho, se realizarán proyectos de paz entre policías y alumnos, para que estas agresiones nunca más se vuelvan a presentar.

Al final, Jéssica, sus familiares y los estudiantes, se reunieron de manera privada para compartir una conversación fuera de las cámaras y los medios de comunicación. Todos posaron para una foto del recuerdo, policías y estudiantes, mostrando que la convivencia social pacífica dejó de ser un proyecto policial y que ahora es una realidad social. Redacción O. R. /Quito.