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Policía convirtió patio de UPC destruida en refugio para la comunidad

Policía convirtió patio de UPC destruida en refugio para la comunidad

Boca de Bigua.- Pudo ser el último turno de quedada de su vida. El terremoto de Manabí lo sorprendió, lo asustó, pero no lo venció. Lo único que le quitó fue el franco y una que otra comodidad como el baño o el internet. Nada grave a comparación de otras pérdidas.

Luego de cuatro días de la tragedia, el cabo primero Gustavo Bayas sigue al pie del cañón, o mejor dicho, al pie de lo que queda de su Unidad de Policía Comunitaria (UPC) ubicada en la parroquia de Boca de Bigua, cantón Jama, provincia de Manabí, más conocida ahora con el alias de Zona Cero.

No está solo. Desde aquel 16-A, un grupo de vecinos lo acompaña día y noche a cuidar su zona de responsabilidad. Convirtieron el patio anterior de la Unidad en un mini refugio para los vecinos que perdieron sus viviendas y para los que no se atreven a volver a sus casas por miedo a que se repita otra catástrofe.

Bayas contó que ese día estaba en el segundo piso. Era el único que estaba en esa planta ya que sus compañeros estaban patrullando y otros fuera del mismo. “Casi fui parte de las estadísticas de los 12-73 (muertos)”, comenta con un poco de recelo. Según el último reporte del Ministerio del Interior, 570 son los fallecidos por el terremoto.

La muerte golpeó con insistencia la puerta de su vida, pero el policía no le abrió. Destruyó su lugar de trabajo en un 90 %. No hay pared de la UPC que no tenga una quebradura y no hay una sola esperanza de que pueda ser reconstruida. Al contrario, deberá ser demolida y construida nuevamente.

“Fue la experiencia más terrible de mi vida, estaba en un segundo piso, y apenas sentí el remezón me dirigí hacia la puerta”, con extrema tristeza contó que si intentaba correr cualquiera de las paredes lo mataba, así que decidió quedarse quieto.

Con esa segunda oportunidad que la vida o el terremoto le brindó, decidió que debía comprometerse más con su labor. Así que obedeció con más voluntad la disposición de los altos mandos de no abandonar sus puestos de trabajo, a pesar de cualquier situación.

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Bayas no solo acogió la orden, sino que invitó a todos sus vecinos sino que organizó la carpa de la Unidad como un mini albergue. El uniformado ganó compañía y la comunidad un lugar donde quedarse. La simbiosis perfecta en temporada de crisis. El cabo adornó el espacio tanto para poder trabajar como para que la comunidad pueda convivir mientras pueda reconstruir sus hogares.

A un lado queda la cocina de cuatro quemadores, con ollas, sartenes, cucharones y demás utensilios para preparar alimentos. “El que tiene voluntad cocina lo que quiera y si nos brinda mejor aún”, dijo el desprendido clase. A pocos centímetros a su derecha está su oficina, con un escritorio, que también hace de comedor y de sala. Allí están los botellones de agua, el pan y el infaltable ají manaba.

A parte de su arma de dotación, don Bayas está armado de buena voluntad y de ingenio. Tomó lo poco que quedaba de los repuestos de los patrulleros y convirtió la batería del automóvil en una especie de cargador para su radio patrulla.

Es que quedó totalmente incomunicado luego del terremoto, así que de una u otra forma debe escuchar y comunicar las novedades a sus compañeros que realizan el patrullaje o los que cubren las emergencias de la parroquia que no tiene más de mil habitantes.

Antonio Loor es uno de los mejores amigos del policía. El sexagenario hombre contó que Bayas también les ha prestado la cisterna de la UPC para que el agua de la misma pueda ser utilizada en el aseo de niños y mujeres y para labores de limpieza de las pocas casas que quedaron en pie.

“La Policía se ha portado muy bien con nosotros, por eso decidimos acompañarlo siempre, sobre todo en la noche. Armamos carpas con colchones y acompañamos al cabo Bayas en sus veladas, es solidaridad de parte en parte”.

Como dice un conocido refrán popular en tiempos de crisis: “El pan duro ablanda el corazón”. Comunidad y Policía lo saben y ellos son un ejemplo claro de que el Ecuador es solidario desde siempre y hasta siempre. Redacción O. R. /Quito.

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