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Jaime Revilla: «El rencor no cabe en el uniforme policial»

Saraguro.- De mente lúcida, mirada penetrante y sonrisa contagiosa, el Policía Jaime Revilla Trelles no muestra sentimientos de rencor en contra de los comuneros y autores de las agresiones que sufrió el pasado lunes 17 de agosto de 2015, por parte de un grupo de indígenas en Saraguro, provincia de Loja, que casi cobraron su vida con actos violentos y denigrantes en contra de sus derechos. El uniformado no hacía más que velar por la seguridad de la ciudadanía aquella mañana de protestas. En el lugar, todos le conocen como el policía que burló la muerte, para él la derrota no existe. Se siente orgulloso de ser policía comunitario.

Así lo encontramos en medio de una radiante y soleada mañana, cerca de una decena de niños a quienes diariamente brinda el acompañamiento para el ingreso a la unidad educativa Reino de Quito. En esta ocasión realizaban una minga de limpieza en los exteriores del establecimiento.

De mente lúcida, mirada penetrante y sonrisa contagiosa, el Policía Jaime Revilla Trelles no muestra sentimientos de rencor en contra de los comuneros y autores de las agresiones que sufrió el pasado lunes 17 de agosto de 2015, por parte de un grupo de indígenas en Saraguro, provincia de Loja, que casi cobraron su vida con actos violentos y denigrantes en contra de sus derechos. El uniformado no hacía más que velar por la seguridad de la ciudadanía aquella mañana de protestas. En el lugar, todos le conocen como el policía que burló la muerte, para él la derrota no existe. Se siente orgulloso de ser policía comunitario.

Para recordar

El 17 de agosto se cumple un año desde que el valiente uniformado luchó por su vida luego de que sujetos sin escrúpulos lo secuestraron, arrastraron, golpearon, vendaron su rostro, lanzaron ají en sus ojos e incluso hablaban de castrarlo. Le despojaron de sus equipos de dotación policial incluida su arma, objetos personales y un anillo de grado, que él voluntariamente retiró de su dedo por miedo de que lo arranquen. Lo abandonaron en una vivienda de campo a varios kilómetros del centro cantonal, ahí lo dejaron encerrado y maniatado con sus propias esposas, según cuenta el agente del orden.

Revilla, minutos antes recorría la zona de El Tablón, en su motocicleta. La radiopatrulla le ordenó que se dirija hacia el Parque de La Cultura a verificar novedades de una marcha y desalojar escombros que interrumpían la circulación vehicular. El hecho sucedió en medio de una turba.
Su escape fue digno de un héroe. “Golpearon mi cabeza contra el piso varias veces, me di cuenta de que me abandonaron porque no escuchaba ninguna voz, entonces dije Dios si es posible ayúdame, mi familia me necesita, lastimaron mi parte física pero mi espíritu nunca lo derrotaron, logré liberar mis manos y salir por una pequeña ventana”.
Cuenta que se arrastró y caminó por toda la montaña hasta que luego de cinco horas llegó hasta una vía, se dirigió a una casa médica donde llegaron sus compañeros y lo sacaron en una camioneta de alquiler para evadir a los comuneros que lo rastreaban por todo el sitio. Horas después se encontró con su familia. El gendarme burló la muerte con determinación digna de un superhéroe de película.

Policía Comunitario

Se suma a los más de 47 mil policías que conforman el numérico de gendarmes. Presta su trabajo de servir y proteger en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) del sector de El Tablón, perteneciente al Distrito Saraguro, oriundo de cantón Puyango, parroquia Alamor. Sus padres le inculcaron el respeto y la humildad; se quedo huérfano a los 22 años y logró, con la firme convicción e ímpetu de ayuda a los demás, ingresar como aspirante a la Escuela de Formación Cabo Sócrates Arboleda, más conocida como las Peñas en la ciudad de Babahoyo; donde se graduó como Policía Nacional, ingreso a laborar en Loja en la central de radio, posteriormente le trasladaron hacia Saraguro, lleva cuatro años en servicio.

Describe su trabajo como una actividad creada para construir una cultura de convivencia social pacífica y de seguridad ciudadana, mediante acciones de carácter preventivo, proactivo y educativo; con la finalidad de fomentar la participación solidaria y patriótica de las autoridades, organizaciones sociales y la comunidad. Tiene varias aspiraciones personales y profesionales que seguro las cumplirá.

Video:

Actualmente el Policía comunitario rompe esquemas y paradigmas que limitaban su accionar ante la comunidad, y por el contrario desarrolla amplios espacios de trabajo y participación para la eliminación de causas que generan problemas de inseguridad en las localidades. “El policía comunitario es un amigo y vecino más de la ciudadanía, que está predispuesto a colaborar en las necesidades dentro del sector asignado, muchas veces en acciones fuera de nuestras competencias establecidas en la constitución”. Indica que la institución es jerarquizada, preparada, tecnificada y altamente especializada que se dedica a resguardar el bien común.
Reconoce el esfuerzo que realiza el Gobierno Central a través del Ministerio del Interior en inversión para infraestructura y dotación de todos los mejores implementos para reforzar el trabajo diario. Ha dejado de ser una Policía militarizada para convertirse en una apasionada por el bienestar de la sociedad.

Familia

Revilla considera a su familia como el pilar fundamental y motor que mueve sus actividades cotidianas, con emoción recuerda cómo conoció a su esposa Mabel Ramón. Detalla que se encontraba cuatro días con el pase en este Subcircuito cuando llegó al vecino cantón de Oña, ubicado a menos de cinco minutos, para comprar una recarga en un local de venta de teléfonos celulares; la atracción fue instantánea, se conocieron y formaron una familia con dos hijos Teresa y Edwin.
Se levanta 05h30 para llegar con tiempo al trabajo, luego de hacer actividad física y ayudar en el hogar, se prepara para la salida. Vive en la comunidad de Morasloma perteneciente al cantón Oña, de donde es oriunda su esposa. 25 minutos por un camino se segundo orden, aire puro y vistosos paisajes andinos le toma hasta llegar al Tablón, sector limítrofe entre las provincias de Azuay y Loja, donde queda su puesto de servicio. Complementa sus actividades encomendadas con trabajos de campo. Posee un terreno donde siembran y cultivan alimentos así como animales que están a cuidado de la familia. Redacción A.N Azuay.

Fotografías:


 

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