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Trabajo integral de la Policía se siente en La Argelia, sur de Quito

El colegio fiscal Gonzalo Escudero es uno de los más tradicionales del populoso sector de La Argelia, al sur de la ciudad. Cuenta con más de 1.200 estudiantes, distribuidos en sus dos jornadas. En medio de algunas necesidades, han logrado salir adelante con el apoyo de padres de familia y autoridades. Sin embargo, uno de los problemas más persistentes había sido la inseguridad.
Desde hace varios años, la presencia de delincuentes en los alrededores amenazaba a los estudiantes. Álvaro González, rector del plantel, recuerda que la situación, con el tiempo se volvió insostenible. Solo en enero pasado las autoridades del colegio recibieron un promedio de entre 15 y 20 denuncias de colegiales asaltados a la salida o ingreso de clases. “Era increíble casi. Personas adultas los esperaban a la salida y les quitaban lo que podían. Hasta las mochilas con cuadernos se les llevaban”, menciona.
Como siempre la solución fue la colaboración. La llegada de un nuevo cuerpo de policías ayudó mucho. Su visión, basada en el nuevo modelo de atención desconcentrada los hizo acercarse más a la comunidad y a sus problemas. Por ello se reunieron con autoridades y padres de familia del colegio. Juntos organizaron brigadas de padres, así toda una planificación de patrullajes y seguimiento a sospechosos que merodeaban las instalaciones del plantel.

Resultados
El resultado fue casi inmediato. Los asaltos a niños y adolescentes se redujeron a cero en la actualidad. La presencia de los agentes en las inmediaciones permitió también atender la amenaza de microtráfico de drogas que afectaba a estudiantes del plantel. Son tareas de inteligencia que facilitan la identificación de delincuentes que venden distintos tipos de droga a los estudiantes, en pequeñas cantidades. Varios de ellos fueron identificados y detenidos para que respondan a la justicias.
Entre 10 y 15 adolescentes también fueron identificados como parte de esas redes delincuenciales. Ellos el trato fue distinto. Recibieron apoyo de parte del personal especializado del colegio para tratar posible problema de adicción. Sin embargo, por decisión de sus padres, fueron retirados y trasladados a otro plantel para continuar sus estudios.
González precisa que la decisión de quedarse correspondía a sus padres. Los que decidieron continuar en el plantel, reciben actualmente el respaldo de las autoridades y compañeros para su pronta recuperación. Paralelamente, se organizan charlas y reuniones temáticas con alumnos y padres de familia. La idea es prevenir la presencia de drogas entre los adolescentes del colegio y en el resto del sector.
Julio C. es un padre de familia del colegio. Considera que la labor conjunta entre Policía y comunidad ha sido muy beneficiosa. “Claro que estamos satisfechos. Estos sinvergüenzas (microtraficantes) venían aquí y les vendían cosas a nuestros niños y no pasaba nada. Ahora ni se aparecen. Ojalá la Policía no deje hacer eso tan bueno”, insistió.
Para el capitán Andrés Arboleda, jefe de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) que recientemente se entregó a la comunidad de La Argelia, el trabajo realizado con la comunidad del colegio ha sido fructífero, gracias al interés de todos por detener la amenaza de la delincuencia. Sin embargo, el beneficio de una policía comunitaria no se limita en temas de seguridad.

Salud
La entrega de las instalaciones de la nueva UPC al sector de La Argelia se dio en medio de la algarabía de vecinos y autoridades. Entre los más contentos estaban también un grupo de médicos del Ministerio de Salud que desde hace poco atienden el sector. Con la unidad ellos cuentan con el espacio para atender a vecinos del barrio. A ellos les ayudan en su Campaña de Prevención y con controles médicos periódicos de tensión, glucosa, masa corporal, entre otros.
“La ayuda es muy importante. Nos han facilitado desde las salas para poder recibir a nuestros pacientes, reuniones con la comunidad, hasta la movilización nuestra hasta el sector. Sin esto, creo que sería muy difícil hacer nuestra labor”, indica la doctora Elizabeth Villarroel, líder del equipo médico.
Las facilidades que presta la Policía Nacional les ha posibilitado ampliar la cobertura médica. Una vez al mes, la campaña cuenta con una brigada completa para servir con atención ginecológica (papanicolau), barrido de vacunas y profilaxis dental. Los encargados de esto son una obstetríz, odontóloga, médico y personal de apoyo.


 

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