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Aeropolicial cuenta con su primera escuela de pilotos en Pastaza

Quito. Desde inicios del 2015, en Shell, Pastaza, dos subtenientes se entrenan para pilotear el helicóptero de la Institución del orden, en la primera escuela de pilotos de la Policía Nacional. Ellos reciben cátedra por parte de gendarmes expertos en la conducción de aeronaves. Además, practican en simuladores y en una nave destinada únicamente al entrenamiento de maniobras en el aire.

Entre montañas como el Antisana y los Ilinizas, más la selva propia del Oriente como paisaje de fondo, el Servicio Aeropolicial (SAP) instaló la primera escuela de pilotos de la Policía Nacional. Su rutina empieza antes de las 07h45 de la mañana. Hora en la que deben formar para ingresar a las aulas de clases. Jenrry Portilla y Guillermo Suárez son los dos primeros alumnos de esta escuela, cuyo objetivo es formar pilotos expertos en helicóptero predispuestos a servir a la comunidad y ser capaces de reaccionar ante cualquier emergencia en el aire.

En un salón color beige, Jenrry y Guillermo reciben teoría de Aeronáutica, Física, instructivos y procedimientos previos al pilotaje de una aeronave. Estas materias permiten entender la fisionomía de la nave, su funcionamiento y las reacciones físicas que permiten al helicóptero despegar del suelo.

Ricardo González, director del Aeropolicial en Shell y director de la escuela, indicó que el proceso de selección fue riguroso. De 70 aspirantes, quedaron dos. Esto se debe a que un curso de pilotaje, junto a los materiales, máquinas, helicópteros, etc, puede costar en Ecuador cerca de 48 mil dólares por alumno. González comentó que antes no existía una escuela y los policías recibían invitaciones de cursos de pilotaje en el exterior, fue así que se formaron los primeros pilotos.

El lugar idóneo para la escuela fue Shell. Entre sus características esenciales está el clima, la selva, la ubicación. Estos factores hacen que un piloto sea más riguroso antes de conducir, pues sino calcula bien el combustible o algo técnico, no tiene calles o avenidas amplias como en la ciudad para aterrizar de emergencia.

Pese a ser la primera escuela de la Policía, esta cuenta con elementos y maquinarias óptimas para que los aspirantes pongan en práctica, en tierra, las maniobras. De esta manera se evita que ocurran accidentes, se pierdan vidas y cerca de 2 millones de dólares que cuesta un helicóptero destinado a capacitación.

Dos simuladores, uno de helicóptero y otro de avión, son los equipos en los que los instructores someten a los alumnos en situaciones adversas para que ejecuten las maniobras. Si se equivocan, vuelven a practicar desde el inicio hasta conseguirlo. «En la vida real no hay como equivocarse, aquí sí”, comentó González.

Entre la metodología de enseñanza, se destaca la continua retroalimentación de las maniobras impartidas un día anterior, alternando estas para verificar el aprendizaje del estudiante. Ellos, con manual en mano, revisan los cuadros, motor, cables, sistemas, y demás instrumentos del helicóptero. Esto, hasta aprenderse los pasos de memoria, ya que es lo principal previo a emprender una operación aérea.

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Jenrry Portilla, aspirante al Aeropolicial, ingresó a las filas por su interés en la aviación; el sentimiento de superación propio y el poder demostrar que podrá culminar con éxito esta carrera dentro de la Policía. Por su parte, Guillermo Suárez, aspirante, destacó la formación amplia que reciben en el centro de capacitación aeronáutica.

Suárez indicó que el entrenamiento es teórico, práctico e integral e incluye normas que rigen la autoridad aeronáutica, conocimientos en aviación, el servicio que deben prestar a la ciudadanía, entre otras. Tanto Guillermo como Jenrry aún no pilotean una nave.

Actualmente están en la fase teórica, pronto pondrán en práctica las destrezas aprendidas. Pese a tener nervios, no esperan dejarse vencer por ellos y aspiran que el primer vuelo que comanden, sea sin inconvenientes. Redacción AV/Quito.

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