Cambiar el mundo con pequeñas acciones es el lema del anónimo Santiago Muela

Quito. Santiago Muela es miembro de la institución policial desde hace ocho años. Ingresa a la Sala de Prensa del Ministerio del Interior, se sienta en un banco color negro frente a la cámara listo para iniciar la entrevista. Se muestra alegre y sin una señal de cansancio por los continuos viajes, producto de su labor como policía comunitario.
No se inmuta ni intimida en absoluto por los artefactos audiovisuales que apuntan a su cara. Su experiencia de cuatro años como Paquito Policía, han hecho que Santiago pierda el miedo escénico y su personalidad extrovertida es contagiada hacia el resto del equipo presente durante la entrevista.
De una maleta color negro saca a su compañero de fórmula, Paquito ‘el niño policía’, quien motiva y educa a los niños y jóvenes de todo el Ecuador. Santiago considera al muñeco como si fuera su hermano y lo sienta en su regazo.
Alto, de cabello negro y tez trigueña, este personaje comenta que desde niño le gustó la actuación. De manera imprevista, terminó haciendo un casting para ser la voz de Paquito Policía, que es un éxito a nivel nacional.
Al asumir esta labor de capacitación con niños y niñas, recorriendo escuelas, colegios y barrios de todo el país, Santiago jamás se imaginó convertirse en un héroe anónimo. Este trabajo le demanda casi las 24 horas del día.
Héroe en llamas
Muela es un héroe al que la tragedia lo buscó para solicitar ayuda. Una desgracia que no le permitió tomarse unos minutos para meditar o pensar si era seguro, o un “suicidio”, meterse en una casa de construcción mixta que estaba en llamas, para ayudar a una familia. En segundos, junto a otro gendarme, dejó a Paquito Policía “a cargo” del patrullero, y corrieron a la casa.
“Fuimos la primera institución en prestar ayuda”, comentó Santiago. En aquel hecho, suscitado, en el cantón Pedernales, de la provincia de Manabí, la comunidad pedía auxilio a gritos, mientras las llamas salían por las ventanas de la vivienda. Fue en ese momento que entraron en la casa, entre los llamados de desesperación de la dueña de casa y los vecinos.
La adrenalina invadió a Santiago, quien pudo sacar la mayor parte de enceres de la casa y convenció a su dueña que saliera del inmueble. Entre el humo y el fuego, antes de retirarse, Santiago logró visualizar a un hombre desmayado. Su cuerpo logró resistir y cargar en sus hombros al ciudadano, saliendo justo antes que explotara el tanque de gas que era la bomba de tiempo que casi acaba con sus vidas. Luego, el hombre recibió la atención prehospitalaria necesaria por parte del Cuerpo de Bomberos, quienes luego apagaron el fuego para evitar que se propague.
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Al terminar de escuchar este relato, es inevitable no preguntar si en algún momento Santiago pensó en su seguridad. Él comenta que no. Que toda la acción fue tan rápida que no pensó en nada que no fuera auxiliar a la familia y resguardar su seguridad ante el incendio.
Santiago comenta que la vivienda quedó destruida y se entristeció al ver a una niña, que no estuvo dentro del hogar, buscar entre los escombros algún juguete o cuaderno escolar. En ese instante Santiago reaccionó sobre la labor que realizó.
“Ver a la niña llorar fue muy triste, pero luego fue gratificante ver a la comunidad unida y dispuesta a brindar posada a la familia damnificada”, expresó Santiago. Sin duda, lo volvería a hacer de darse el caso.
Antes de terminar la entrevista hay un silencio, que se ve interrumpido por Paquito Policía. Ambos se olvidan del resto de gente en la sala de prensa y entablan una conversación llena de risas. Intercambian diálogos de lo gratificante que es para ambos ser policía, ponerse el uniforme verde olivo y salir a cambiar el mundo con pequeñas acciones, que van desde una capacitación con niños hasta rescatar a una familia entre el fuego. /Redacción Quito.
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