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Cuando el ‘vuelo’ de un policía no tiene límites, todas las metas son alcanzables

Quito.- “Surcar el espacio infinito del cielo y la experiencia de asemejarse a un águila, el coqueteo con el viento y las montañas, hace del paracaidismo algo realmente alucinante”, así describe con un brillo intenso en sus ojos, el mayor Roberto Pastor, a la actividad que forma parte de su vida desde que se graduó como subteniente de policía, en el año 1999.

César Roberto Pastor Guevara tiene 38 años de edad y 15 años al servicio de la Policía Nacional, como oficial de línea. Formó parte de la VII Promoción de Comandos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR). Es parte del equipo de paracaidismo de esta unidad élite desde 2003 debido a su afecto por las alturas y el vuelo. Hoy es instructor certificado internacionalmente, por lo que imparte sus conocimientos a las nuevas generaciones de paracaidistas de la Policía Nacional.

Sus orígenes y trayectoria

Oriundo de la ‘Sultana de los Andes’, Riobamba, es el séptimo de ocho hijos. Luego de terminar sus estudios secundarios llegó a Quito con el propósito de ingresar a las filas policiales pero en un primer intento no fue admitido. Sin perder tiempo decidió iniciar la carrera de Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Central de Ecuador, donde estuvo por dos años.

Aun sintiéndose alejado de su real vocación decide presentarse en un segundo intento a la Escuela Superior de Policía y es aceptado en esa ocasión. En 1999 se suma al trabajo del Servicio Urbano en Quito. En el año 2000 ingresa al GIR, para en 2001 realizar el curso de técnico de explosivos en Bottom Rush, Estados Unidos. Con la consigna de especializarse en Operaciones Policiales Especiales con Carabineros de Chile viaja a ese país en 2003. De 2004 hasta 2006, tras retornar de su especialización, presta servicios en el GIR Quito.

Entre su actividad de servicio policial, en el periodo 2007-2010, hace un paréntesis para adquirir conocimientos académicos en las careras de Administración Educativa y Ciencias del Deporte, en la Escuela Politécnica del Ejército. Esta preparación lo califica para figurar actualmente como planificador del entrenamiento deportivo del GIR a nivel nacional.

Del 2010 al 2012 es trasladado hasta el GIR Guayas y retorna a Quito para realizar su curso de ascenso formando parte del Distrito Manuela Sáenz. Actualmente presta sus servicios en el GIR Quito.

La última experiencia de capacitación la vivió junto a Carabineros de Chile en el curso de Paracaidismo Téctico Policial con PON (Procedimiento de Operaciones Normales) en Mochila, en 2014. Su meta académica actual es concluir una maestría en Entrenamiento Deportivo que está en curso.

El paracaidismo y sus percances
“Cuando uno va a saltar con paracaídas mira la vida, el trabajo, la familia y todo desde una perspectiva diferente”, es una de las bondades del paracaidismo, según Pástor. Su primer salto lo realizó el 23 de enero de 2003 en Chile, desde esa primera vez hasta la fecha ha repetido 239 veces la experiencia.

Con mucha nostalgia y orgullo muestra su bitácora de saltos, en la cual es posible recordar la altura, velocidad, maniobras y aterrizaje de cada evento. En ella también se registran los percances que ha tenido durante su trayectoria como paracaidista. Uno de los más fuertes se produjo en el año 2004 debido a un desprendimiento de la cúpula principal de su paracaídas por mal sujeción del tirante de pierna.

Por mucho, en marzo del 2005, se registra el evento más crítico por sus consecuencias. Durante una competencia de paracaidismo internacional, un procedimiento mal ejecutado en Uruguay, por el uso de un paracaídas más pequeño del recomendado, le llevó a impactar directamente contra el suelo y la pérdida total de consciencia. Debido a la magnitud tuvieron que suturar con 40 puntos en su boca a la altura de la mandíbula. “Pude recuperarme de buena manera y al poco tiempo retomé la actividad”, sonríe. Además añade que este hecho lo impulsó a continuar y perfeccionar su entrenamiento.

Sin que el paracaidismo haya sido el causante, en 2012 tuvo un impacto con un arma de entrenamiento mientras dictaba un curso internacional Antisecuestro y Extorsión. El cual provocó un desprendimiento de retina de uno de sus ojos, pese a los pronósticos, tras dos operaciones se recuperó para continuar con su servicio a la Patria.

Paracaidismo táctico vs paracaidismo de exhibición
Su experiencia le faculta alternar ente el paracaidismo táctico policial y el de exhibición. Mientras el uno le permite salvar vidas o salvaguardar la integridad de las personas, el segundo distrae y hasta divierte a la ciudadanía en eventos masivos.

“Ambas experiencias suponen adrenalina. Quizá en el paracaidismo de exhibición disminuye la presión, pero al final la precisión para saltar y luego llegar a tierra debe ser la misma”, señala Roberto Pástor.

La diferencia sustancial entre ambos ejercicios está en la vestimenta, el tamaño de la cúpula y los colores de ésta. En el paracaidismo táctico se usa camuflaje, casco, gafas, armamento y de ser necesario un PON (Procedimiento de Operaciones Normales) en Mochila. El paracaídas debe tener una cúpula de 270 centímetros cuadrados de dimensión, por las maniobras que se realiza y los colores que priman son los oscuros.

Para el paracaidismo de exhibición, por otra parte, se usa un overol con colores vivos y bastante liviano. Se contrasta con un casco que incluye un visor (no se necesitan gafas). No existe más sobre peso que el paracaídas, cuya cúpula es de colores brillantes y en el caso del mayor Pástor tiene una dimensión de 170 cm2.

El especialista en paracaidismo nos indica que mientras más experiencia y dominio del paracaídas, más pequeña es la cúpula. Esto determina que el descenso tras un salto será más rápido, poniendo a prueba las destrezas del deportista. El altímetro es un instrumento absolutamente necesario en cualquier actividad de paracaidismo, por lo tanto se suma al equipamiento en ambos casos.

Su visión de futuro
Al hablar de su futuro agradece ser de estado civil casado y tener dos hijas, al tiempo que señala con mucha convicción: “Mi aspiración es ser comandante del glorioso Grupo de Intervención y Rescate y luego de la noble institución policial”.

Pástor añade que en la actualidad en la institución del orden existe la posibilidad de capacitarse y especializarse, para mejorar el desempeño profesional, esfuerzo del Estado que debe contrastarse con un mayor compromiso y dedicación por parte de los uniformados. “Por esa razón considero que las nuevas generaciones, deben revestirse de tres valores fundamentales: honradez, lealtad y humildad para representar con honor a la Policía Nacional del Ecuador”./ Redacción Quito.

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