El ‘pedigrí’ no es todo lo que un can necesita para ser miembro policial

Quito.- Rex tiene, aproximadamente, 5 años de edad. Fue rescatado por la ciudadanía de Ponceano, que lo llevaron al Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC), para que atiendan sus heridas. Una vez sano, entró en rehabilitación y ahora integra el escuadrón de Guarda y Defensa.
Su mirada denota alegría, ternura e ingenuidad. Características propias de los caninos, pues su alma es pura e inocente. Sin embargo, tras esos ojos cafés y pupilas azules, se esconde su pasado camuflado por su físico similar al de un pastor alemán.
No tiene la remota idea de qué razas se cruzaron para dar origen a lo que es él. Un perro grande, fuerte, de pelaje café y negro. Orejas firmes y un hocico delgado. Rex pasó el inicio de su vida padeciendo hambre y frío en las calles de Ponceano, norte de la capital.
Su desnutrición no lo era todo. Por dentro estaba lleno de parásitos y tenía problemas en la piel, contó Luciano Carvajal, entrenador de Rex. Luciano recién se encontraba enrolando las filas del CRAC cuando llegó el can.
Él relató cómo la comunidad lo llevó de urgencia porque sabían que en el centro había un veterinario. La primera reacción de Rex fue ladrar, en señal de defensa y temor. Sus ladridos dieron buena señal al equipo del CRAC que lo atendió, pues indicaba que era alerta e incapaz de morder.
Sanadas sus heridas, empezó el entrenamiento y la rehabilitación. Luciano recuerda que esa etapa fue difícil, pues al ser Rex un perro de la calle, tenía sus propias reglas y no obedecía, sin embargo, ese era el desafío. Con paciencia y dedicación, Rex fue poco a poco adaptándose al cambio y descubriendo que tenía no un amo, sino un amigo que lo bañaba, cuidaba y alimentaba. Desde ese momento, acorde a sus características, empezó a formar parte de la escuadra de Guarda y Defensa.
Este binomio entrena todos los días. Luciano indica que pasa cerca de 12 horas con él. “Él sabe a la hora que me voy pero que siempre regreso al siguiente día. Si voy de viaje, él viaja conmigo”, comenta. Rex es un inquieto innato, las dos horas de juegos y ejercicios destinadas quedan insuficientes para este canino, que sentado llega a más de medio metro de altura. A veces Luciano se cansa, pero Rex no.
Actualmente, ambos están entrenando en el ámbito de incursión a escenas delictivas y casas.Trabajo que ejecutan a la par. Para el ingreso a una escena durante un operativo, Rex se coloca bajo las piernas de su compañero, avanzando de forma sincronizada y cuidando las espaldas del otro. Luciano confía al 100 % en Rex. Desde hace cinco años son compañeros y amigos y está seguro que Rex daría su vida por él y viceversa. Cuenta que cuando su can se jubile, se lo llevará a casa para que pase el resto de su vida con él, pues el nexo de amistad que se crea entre un perro y su entrenador es único y fuerte.
En la mirada de Luciano se denota el orgullo por Rex. Este can es la muestra de que no se necesita tener un pedigrí para ser un can de la Policía. Tampoco importa provenir de algún criadero o del extranjero, solo tener las capacidades necesarias, la lealtad, obediencia y disciplina. Así fue que Rex pasó de ser un perro callejero a uno de los caninos del CRAC y el segundo compañero de ‘batalla’ de Luciano. Sin necesidad de ser ‘bonito’, con su carisma supo ganarse el cariño de todo el CRAC y el público en general, que aprovecha para tomarse una foto con él en cada evento que resguarda. Redacción A. V. /Quito.
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