Saltar al contenido principal

IV Curso de Rescate en Montaña y Aguas Rápidas contó con expertos capacitados en Francia


Quito.- Durante siete semanas, seis comandos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) participaron en el IV Curso de Rescate en Montaña y Aguas Rápidas. Cátedra práctica que estuvo a cargo de dos instructores especializados en la Escuela de Montaña en Chamonix, Francia.


El hielo dejó de ser un enemigo latente y amenazante con su comportamiento variable para este grupo de seis comandos del GIR, quienes decidieron asumir el reto de aprender el rescate en montaña.

Ellos tuvieron que pasar ocho fases que conformaron el curso. La primera fue caminata en montaña; desafío en los terrenos de media y alta montaña, incluyendo roca, glaciar y nieve. Sitios en donde se puede presentar rescates. Esta etapa se la conoce como vida y movimiento, debido a que cada comando debe estar seguro del paso que va a dar, el cual debe ser firme.

Como ese terreno no lo es todo, el hielo y la nieve conforman el segundo escenario donde se puede presentar una emergencia. Para esta fase, el Cayambe fue el sitio de entrenamiento, lugar donde existen glaciares de montaña. Aquí, el grupo selecto del GIR aprendió técnicas de cramponaje clásico y técnicas para movilizarse en el terreno de manera segura.

Soporte vital a las víctimas


Sacar de un sitio de difícil acceso a una víctima no lo es todo. Por ello, dentro de las fases del curso, una se destinó a la atención pre hospitalaria. Aquí se capacitó a los participantes en técnicas para estabilizar a una persona ante una hemorragia, trauma o fractura.

Localización eficaz de la víctima


Para evitar que en un rescate existan más víctimas, la ubicación y geolocalización del sector es de vital importancia. Entre las fases también se dictó clases de cartografía y manejo de GPS, de manera práctica, con ejercicios de orientación en terreno.


En todos los diferentes escenarios se entrenó al personal especializado para ejecutar maniobras de rescate en todos los terrenos en los que se caminó. El autorescate también formó parte del curso. De esta manera, cada rescatista está en la capacidad de solventar un problema en su propio sistema, mediante la extracción de cuerdas fijas y en movimiento, en diferentes escenarios que se van aprendiendo y poniendo en práctica.


Dejando de un lado las montañas y el frío, en el sector de Baeza, Napo, se realizó el rescate en aguas rápidas. Esta fase se enfocó en la conducción de un bote en aguas bravas a través de técnicas de remado, con la finalidad de que cada ‘piloto’ tenga el control de su propio bote. Para complementar esto, se capacitó al personal sobre los niveles de ríos y a saber identificar los hidráulicos o remolinos en el agua. Redacción A. V. /Quito.

Fotografías:


 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *