La discapacidad no detiene a nuestros policías

425 policías hombres y mujeres entre oficiales, clases y policías, han sufrido alguna discapacidad en el cumplimiento de su deber. De estos, 358 tienen el carné que los confirma como tales.
En el 2008, el Comando General creó la Unidad de Atención al Personal Policial con Discapacidad de la Dirección Nacional de Salud de la Policía Nacional (UAPPCD), a fin de garantizar el respeto, la integración e igualdad de oportunidades de esta población.
Esta dependencia tiene una cobertura nacional a través de los centros, sub centros de salud y de los Hospitales 1 y 2 de la Policía Nacional de Quito y Guayaquil, respectivamente, en donde funcionan oficinas para atención prioritaria.
Su trabajo se despliega en la atención en salud, rehabilitación social, capacitación, reinserción, reubicación laboral, regulación de las evaluaciones físicas anuales.
Enfermedades catastróficas
Por mandato constitucional y preocupación del Alto Mando, se atiende también al personal con enfermedades catastróficas y raras (cáncer, tumor cerebral, insuficiencia renal crónica, males cardíacos, lupus eritematoso sistémico), un proyecto que se realiza en coordinación con el Ministerio de Salud.
Los miembros policiales en servicio activo están atendidos en la misma plataforma de la Unidad con Discapacidad. Existe además una buena articulación con los departamentos médicos para el registro respectivo.
Esta situación humana ha movido al empeño médico profesional al miembro policial con discapacidad y enfermedades catastróficas quienes reciben una atención desde el plano psicológico hasta médico.
Respaldo incondicional
El coordinador nacional de esta Unidad, teniente coronel, Daniel Hermosa, destacó que la institución respalda de manera incondicional a aquellos uniformados que han sufrido alguna discapacidad o padece algún mal catastrófico o enfermedad rara.
Anotó que existen 326 personas registradas en la Dirección General de Personal, 32 en trámite de registro; y 68 en trámite de carnetización y valoración de secuelas.
Entre las causas que generan la discapacidad están: accidentes de tránsito en actos servicio y de trabajo; accidentes de trabajo por armas de fuego; enfermedades adquiridas en actos de servicio; accidente por explosión; enfermedad adquirida, accidentes domésticos; accidentes de tránsito cuando están francos; accidentes ciclísticos; congénito y violencia.
El mayor porcentaje de discapacidad proviene de los accidentes de tránsito en servicio (21,23%); seguido de los accidentes en el trabajo (19,55%), puntualizó que del total registrado, han sido afectados con algún tipo de discapacidad, 381 hombres; y, 44 mujeres entre oficiales clases y policías.
La discapacidad física, auditiva, visual, psicológica, lenguaje, múltiple, aflige a 330 clases y policías y a 28 oficiales; mientras la discapacidad leve aqueja a 204 uniformados; la moderada a 79 y la grave a 75.
Daniel Hermosa tiene una discapacidad física ocasionada por un accidente de tránsito en el límite provincial entre Imbabura y Pichincha, sector de El Cajas, el 24 de junio de 1996, cuando protegía la seguridad del candidato presidencial Abdalá Bucarám Ortiz.
Al retorno de un acto proselitista de cierre de campaña, Hermosa se accidentó, quedó inconsciente y solo recuerda que despertó en el Hospital de la Policía y fue cuando empezó su vía crucis
“Pasé 11 años escondido sin que nadie sepa de mi situación”, recuerda con tristeza Hermosa, al consignar su agradecimiento a la institución que lo sacó de ese letargo e inconciencia que lo sumió su discapacidad.
Su carné de discapacidad lo obtuvo recién en el año 2007 y aunque su recuperación fue lenta y con muchas dificultades, su familia, amigos y compañeros, lo estimularon a no dejarse vencer por el infortunio.
El apoyo decidido sirvió para levantar su autoestima y mirar su futuro con optimismo, además de proponerse nuevos retos tanto en su vida personal cuanto profesional.
Ahora es el primero en rescatar a los policías que por su trabajo han sufrido algún percance que les imposibilita incorporarse a sus actividades habituales, han buscado refugio en el consumo de alcohol.
Sus experiencias y vivencias le indujeron a levantar la moral a aquellos uniformados para que continúen con su misión policial.
Elaborado por Ruth Perugachi, Dirección de Comunicación. ruth.perugachi@mdi.gob.ec