La leucemia no impidió que un joven cumpla su sueño de ser un comando GIR
Quito.- Es de héroes sonreír cuando el corazón llora. Es de héroes también cumplir sueños cuando la vida te impone barreras. Michael Vásquez es un héroe en su familia y desde ahora una leyenda en el Grupo de Intervención y Rescate (GIR).
A los 17 años, su historia empieza donde quizá la de otros termina. En noviembre pasado fue diagnosticado con cáncer a la sangre (leucemia) terminal y desde entonces juró cumplir todos sus sueños. Su familia, en especial sus padres, también fueron parte de ese juramento y le han ayudado a cumplir sus aspiraciones.
Una en especial fue la de ser policía. Según su madre, Mercedes Moposita, desde que era niño admiraba mucho a esta fuerza del orden. De hecho, ser un agente estaba entre sus planes de vida; sin embargo, la leucemia puso barreras en sus anhelos. Hospitales, inyecciones, exámenes restringieron el espíritu del joven.
Doña Mercedes no soportaba ver a su hijo decaído por la enfermedad y como toda buena madre decidió darle una sorpresa. Se dirigió a las instalaciones del GIR y solicitó que su hijo pase un día en el grupo especial. Los directores del servicio aceptaron la propuesta y organizaron la jornada.
El día llegó y Michael no podía creer que sería un policía, un agente del orden. Pero no asistió solo, sino que estuvo acompañado de 30 familiares quienes lo aplaudieron a cada instante. El mayor Roberto Pastor les dio la bienvenida y les invitó a observar un video de rescates de la Unidad, además se le entregó una manilla con la frase insigne del GIR: “En el Alma Dios, en el Corazón Patria y en la Sangre Policía”.
La primera prueba en campo fue en la torre de rappel. El nombre de Michael fue coreado por sus abuelos y primos. A pesar de temerle a las alturas se arriesgó a bajar con las cuerdas. Al principio el miedo se apoderó de él, pero no quería desilusionar a sus familiares que vinieron a verlo. El resultado, cerca de seis metros bajados en rappel, simulando un rescate.
Una de ellas fue su prima, Mayra Vásquez, quien contó que Michael tiene hasta en su cuenta de Facebook que trabaja en la Policía Nacional y comparte todas las actividades que realiza el GIR. “En el hospital me contaba Michael que ya no podría ser del GIR y que le ayuden a cumplir su anhelo”, dijo.
Pasada una de las pruebas más difíciles, vino la presentación del Centro Regional de Adiestramiento Canino (Crac). Una de las atracciones fue Panchito, un doberman miniatura que se robó el corazón de Michael. Con gran destreza saltó sobre el cuerpo del joven cuya sonrisa contagió a todos los comandos y familiares.
Pero sin duda, la práctica que más disfrutó Michael fue la de tiro. Junto con el teniente Marco Gutiérrez disparó a objetivos en dos formas: como francotirador y con fusil de asalto. El sonido de las balas estaba acompañado de la emoción que sentía Michael, convertido en pocas horas en un verdadero comando. Disparos y más disparos alegraban a una víctima del cáncer que no se rendía ante el doloroso destino impuesto por la vida.
El servicio de Aeropolicial no quiso quedarse atrás y preparó un vuelo en helicóptero para que Michael disfrutara de cómo la Policía también trabaja desde el aire. Pero esa no era la única sorpresa que le tenían preparada.
Como si fuera un miembro más del GIR, el teniente Gutiérrez lo nombró miembro especial de la Unidad y le entregó una gorra como símbolo de pertenencia. Gutiérrez le dijo que era un orgullo tenerlo en las instalaciones y le invitó a gritar la frase “GIR, siempre GIR”, acompañado de un estrechón de manos. /Redacción Quito.
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