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Los Pájaros Azules desafían la gravedad y demuestran gran agilidad en la pista

Quito.- Su nombre coincide con el de una bebida alcohólica tradicional de la provincia de Guaranda. Sin embargo, no se trata de un licor, pero su presencia produce un efecto similar: la adrenalina. Se trata del grupo acrobático motorizado Pájaros Azules, del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM), de la Policía Nacional.

Desde 1951, un grupo de 21 policías lo conforman, dejando a un lado el uniforme verde olivo, por overoles color blanco y azul. Tras observar una presentación artística en la que simulaban ser aves sobre la pista, un periodista de Diario El Comercio los llamó Pájaros Azules, de ahí el nombre de este grupo.

Sus acrobacias desafían la gravedad y las normas de manejo, pues se lanzan en motocicletas adaptadas para hacer diversas pirámides, ya sea individuales o incluso de 15 personas. El piloto más arriesgado se despliega a toda velocidad hacia una rampa para cruzar un arco de fuego o saltar sobre cinco patrulleros.

Misión social

Su misión es social. Por medio de las acrobacias buscan fortalecer ese vínculo entre la Policía Nacional y la comunidad, brindando emoción al público y vértigo en cada acción que ejecutan. También cuentan con dos payasos, quienes ponen el humor durante las presentaciones.

En cursos nacionales anteriores, se descubrió la experticia de algunos policías en la conducción de motocicletas. Fue ahí donde inició la creación de acrobacias, señaló Francisco Barrionuevo, comandante del GOM del distrito Eugenio Espejo, Quito. Comentó también que los Pájaros Azules tiene un repertorio de aproximadamente 25 acrobacias individuales, dobles, triples, quíntuples y hasta de una quincena.

Se preparan en su tiempo libre

A diario, los policías están expuestos al peligro en el cumplimiento de su deber. Pese a eso, este grupo va más allá. Por eso, para evitar que existan accidentes o algo salga mal, siempre están en constante preparación, y utilizan su tiempo libre para los ensayos.

Video:

Dos veces por semana dedican horas fuera de su jornada para practicar. El terreno varía de acuerdo al sitio donde planeen presentarse. Previo a un evento, las jornadas de ensayo se doblan y dos o tres días antes el entrenamiento es arduo. Esta constancia permite que no se hayan registrado accidentes de gravedad durante ninguna presentación.

Ser parte de los Pájaros Azules no solo es un orgullo para quienes integran este escuadrón, sino también gratificante. No cualquiera puede formar parte de él. Barrionuevo indicó que se necesita poseer destrezas, no tener miedo y contar con un temple de acero. Un conductor debe ser consciente de los riesgos a lo que se expone al subirse a una motocicleta, tener amor por lo que hace y asumir cada desafío que el puesto conlleva.

La adrenalina no solo es para los hombres, sino también para las mujeres. Dos féminas forman parte de los Pájaros Azules, encabezando las pirámides sobre motocicletas. Lorena Acosta, es una de ellas.

Para la policía es un privilegio y orgullo formar parte de las acrobacias. Su rol es desafiar la gravedad. No tiene miedo, pues confía plenamente en sus compañeros de espectáculos, quienes siempre la protegen en cada salto que realizan.

Recursos propios

Ellos han recorrido casi las 24 provincias del país en diferentes espectáculos. Gran parte del financiamiento para las presentaciones corre por su cuenta. También los arreglos y adecuaciones a las motocicletas, dependiendo del tipo de acrobacia que vayan a ejecutar.

A más de dedicarse a la labor y ensayos, buscan la gestión para la adquisición de trajes y demás recursos logísticos necesarios para cada evento.

Mediante el desafío de la gravedad, los Pájaros Azules buscan generar confianza entre la comunidad y la Policía Nacional. Al encender los motores de las motocicletas y realizar sus cávalas previas al espectáculo, sus mentes solo piensan en el éxito. Dejan a un lado los miedos, se dejan llevar por la adrenalina que se apodera de su sistema circulatorio y se lanzan a la pista dispuestos, en cada espectáculo, a dejar todo de sí por una sonrisa, un aplauso y un gracias. Redacción A. V. /Quito.

Fotografías:


 

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