Luis Pezo lleva la sangre de policía de generación en generación

Babahoyo.- Un buen trabajador no es el que más labora, sino el que mejor cumple su tarea. Con esa frase es como se identifica el cabo primero de policía Luis Enrique Pezo Quinto.
Viene de una familia de policías que de generación en generación ha vestido el noble uniforme de la Institución del orden. Esa vocación de servir a la ciudadanía lo contagió hace más de 13 años, antes de culminar sus estudios secundarios en el cantón San Vicente, en la provincia de Manabí.
Con el apoyo de todos sus seres queridos ingresó a la Escuela de Formación de Policías Gustavo Noboa Bejarano del cantón Pichincha, donde se formó como un Caballero de Paz.
Durante el curso demostró ser un hombre empeñoso y que le gusta hacer las cosas con ganas. Por ejemplo, cada vez que corría o hacía flexiones de pecho junto a sus demás compañeros. Lo que más le agradaba era conocer el alcance de las armas, cómo transportarlas, descargarlas y manipularlas. En el curso aprendió que el arma es una herramienta hecha para una sola tarea, y que jamás se puede apuntar a un objetivo que no está dispuesto a destruir.
Después de graduarse prestó sus servicios en la ciudad de Quito y en su tierra Manabí, donde se fue perfeccionado y obtuvo mayores conocimientos. Hace tres años fue asignado a la provincia de Los Ríos, donde se siente a gusto laborando.
Trabaja rodeado de armas
Desde el 2012 labora en el rastrillo de armas del Comando de Policía de Babahoyo. A ese lugar, los uniformados solo pueden llegar a pie para recibir y entregar su arma de dotación después de colocar sus datos en un libro de registro.
Luis Pezo, es consciente de que su trabajo demanda mucha responsabilidad, porque diariamente debe distribuir un armamento a todo el personal de uniformados que trabaja en el comando de Policía de Babahoyo.
Hay días en que entrega hasta 500 pistolas y 100 carabinas que salen con el personal policial. Pezo Quinto siente satisfacción, porque de lunes a domingo facilita armas seguras y confiables para que sus compañeros de profesión ejecuten sus funciones diarias y combatan la delincuencia.
Mientras revisa unos archivos, comenta que todo el armamento que permanece en el rastrillo pasa bajo custodia de todo el personal que aquí labora. «Son armas ligeras porque se las puede cargar y descargar fácilmente. Además, reciben mantenimiento adecuado para un correcto funcionamiento y una larga vida útil. La limpieza es necesaria porque reduce la probabilidad de tener problemas con las municiones. Es recomendable limpiarla cada semana, o después de cada uso», comenta el funcionario policial.
Las 24 horas del día
En el rastrillo se hacen turnos las 24 horas del día. Es un lugar donde no se descansa. En el momento de una emergencia puede salir todo el material (armas y municiones) que se conserva en esa oficina.
En el lugar de almacenaje se puede encontrar desde las pistolas Glock, que entregó el Gobierno, como armas de dotación, hasta el fusil Ruger calibre 2.23, que fueron modificados para su mejor funcionamiento.
También se almacena otra clase de armas como la Sigpro 17, y la subametralladora calibre 9 milímetros. El cabo Luis Pezo es una persona amable y directa, que no se complica con nada. Todos los días se toma unos segundos para dar recomendaciones a sus compañeros de trabajo, para que le den un buen manejo al armamento.
«Siempre debemos tratar el arma como si estuviera cargada, para evitar cualquier tipo de novedades que luego puedan lamentarse», recalca.
A dos metros de donde funciona la oficina del rastrillo, hay un barril de descargue. Ha habido ocasiones que al realizar la verificación del arma, salió el disparo en el barril de descargue. La posesión del arma conlleva responsabilidades y para ello es importante descargarla de forma segura, indicó el cabo de policía.
Capacitaciones
El cabo insiste que la responsabilidad y la seguridad son dos factores principales para el uso y cuidado de las armas de fuego. En ese sentido, se realiza mensualmente capacitaciones al personal, de acuerdo a las situaciones de cada servicio policial. Bajo este concepto, el rastrillo es un lugar destinado al almacenamiento de armas, bajo un proceso muy riguroso por la seguridad de todos, para impedir inconvenientes y una posible mala utilización, mencionó Pezo.
Este funcionario, muestra que se siente atraído por las armas y tiene proyecto de seguir superándose en el ámbito nacional e internacional. / Redacción Los Ríos.
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