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Mujeres tácticas fortalecen el trabajo del GEMA

Quito.- Como unidad táctica, el Grupo Especial Movil Antinarcóticos (Gema) emplea todas las herramientas necesarias, para llegar al éxito en el combate contra el narcotráfico. Ha evolucionado, pero desde su nacimiento siempre tuvo tanto a hombres como a mujeres como su principal baluarte.

El comandante del GEMA, teniente coronel Luis Alberto Chica señala que, en los 21 años de existencia de esta unidad élite, se han graduado 45 mujeres en dos promociones. De ellas a la fecha solo una persiste como personal activo y presta sus servicios en el Puerto de Guayaquil.

El orgullo de ser GEMA
Patricia Magola Reinoso Armendáriz, cabo primero de Policía, tiene 33 años de edad, es casada hace ocho años con otro miembro policial del Gema, producto de su unión tiene dos niñas. La única sobreviviente de estas 45 mujeres gema tiene 12 años como Policía Nacional y casi diez de ellos los ha vivido como parte de esta unidad táctica.

Al iniciar su carrera policial prestó sus servicios en la Policía Judicial de Lago Agrio. Por corto tiempo estuvo en Migración Quito para luego ingresar al curso del GEMA. Después de graduarse, ha rotado por todos los diez puestos de control que posee la unidad en todo el territorio nacional.

Con una sonrisa en su rostro es enfática al señalar que nunca fue un problema ni su vinculación ni la adaptación al Gema, dada su condición de mujer. El apoyo permanente del comandante de turno ha fortalecido su trabajo y el respaldo de sus compañeros es un aliciente constante.

“No existe ningún tipo de discriminación, la capacitación es igual de rigurosa para todos. En entrenamiento físico, psicológico y táctico no tiene distinción, lo cual nos asegura que estamos en las mismas condiciones y podemos responder de la misma manera en favor de la ciudadanía”, asegura Patricia Reinoso.

La mujer se siente muy orgullosa de ser GEMA. La única activa en este momento, nunca ha pensado en salir de la unidad. La expectativa es hacerlo cuando decida retirarse de la institución, después de haber cumplido con su misión.

El trabajo no tiene horarios
Al momento, en su actual plaza de trabajo (Puerto de Guayaquil), acompañada de sus colegas hombres, realiza interdicciones, apoyo a otras unidades, soporte operativo a buzos y patrullajes fluviales en los sectores adyacentes a los muelles.

En un día común, Patricia realiza patrullajes, operaciones subacuáticas para la revisión de los cascos de los barcos, interdicción en carreteras e incluso presta resguardo a personas privadas de la libertad. Con convicción y muy buen ánimo menciona que sus días tienen 24 horas para explotarlas en el trabajo, pues no tiene una línea de término establecida.

“Mi trabajo no afecta mis otros roles, ser madre, esposa, hija y por supuesto profesional es posible. Divido mi espacio y mi tiempo para no tener problema en esos aspectos. Que mi esposo trabaje en la misma unidad ayuda porque eso nos permite experimentar y compartir los mismos riesgos”, expresa la mujer, para quien la mayor motivación es su familia.

Deserción femenina
La deserción de mujeres en la unidad, a criterio de Reinoso, se debe al tipo de trabajo que ejecutan y a los lugares en los que transitan. En muchas ocasiones no existe comunicación posible, ni tecnológica ni interpersonal con familiares u otras personas que no sea los propios compañeros.

Esta situación la avala el comandante de la unidad policial, al señalar que las circunstancias personales son un factor importante para que de a poco las mujeres se separen de esta actividad tan demandante.

El rol de las mujeres GEMA
Con el apoyo femenino siempre se lograron exitosas operaciones, indica el teniente coronel Chica. «Es importante que el género femenino sea parte de este trabajo, debido a las interdicciones que se ejecutan. No son solo hombres a quienes se registra en estas operaciones, una mujer aporta en el adecuado proceso, ante el trato con damas”, explica.

Actualmente, el GEMA está generando la necesidad de incorporar a nuevas mujeres a sus filas, pues el único elemento evidentemente no suple el requerimiento en todo el territorio. A la fecha, el personal femenino de las jefaturas provinciales antinarcóticos es de ayuda, pero eso no garantiza que puedan movilizarse permanentemente como si lo hace una GEMA.

“Sabemos el valioso aporte de la mujer en el GEMA, el trabajo no tiene restricciones pues sabemos de sus capacidades. Siempre es importante recordar que el perfil de quienes quieran postular a este grupo debe ceñirse a la constante movilización sin limitaciones”, declara el comandante a tiempo que asegura el respaldo firme al trabajo que cada uno de sus hombres y mujeres ejecutan.

“La experiencia es inigualable, ser una mujer gema y brindar nuestro servicio en el anonimato es satisfactorio. Evitamos que tantas sustancias prohibidas lleguen a las personas para dañarlas”, las palabras de Patricia tienen un peso adicional por su calidad de madre, ella misma reconoce su preocupación por que la juventud sufra este mal social, por eso asegura, “no me da miedo, siempre es lo que Dios disponga”. / Redacción Quito.

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