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Padres e hijos, por sus venas fluye el ser policía

Manta.- “Mi papá es mi héroe, en el que yo siempre quise convertirme”, expresó el cabo segundo Juan Granda, quien siguió los pasos de su progenitor, el suboficial Segundo Granda  y ahora ambos comparten la misma profesión, la de ser policía.

Mirar cómo se uniformaba, fijarse en cada detalle de su postura y ciertas veces colocarse la gorra policial era lo que hacía Juan en su infancia, cuando inició esa admiración por la profesión de su papá.

“Ahora ser parte de la institución policial y tenerlo como compañero a mi padre, es lo más gratificante, lo más hermoso de mi vida. Siempre lo miré desde muy pequeño en sus funciones y por eso seguí sus pasos”, contó Juan, quien tiene 30 años de edad.

Èl no es el único hijo policía, pues su hermano Paúl, quien es dos años menor, labora en Quito y también posee el rango de cabo segundo.

De su niñez Juan recuerda que su padre en dos ocasiones ha estado en enfrentamientos policiales con delincuentes. “Cuando pasaba esto, llegaba a casa nos abrazaba llorando y nos decía que gracias a Dios estaba vivo y que se sentía orgulloso de tenernos como apoyo”, recordó el uniformado.

“Cuando uno está en riesgo no se siente el temor, pero cuando ya se pasa el riesgo viene el sentimiento”, expresó, llorando, el padre de Juan.

Tanto Juan como su progenitor, el suboficial Segundo Granda, son de apariencia estricta. Cumplen sus funciones de trabajo, pero dentro del hogar mantienen el mismo afecto de padre a hijo.

Bajo su mando

Hace varios años el suboficial era encargado de un pelotón donde estaba Juan. “Me mandaba doblemente, como padre y como jefe”, contó entre risas el cabo, quien espera que uno de sus dos hijos (un varón y una mujer), sigan la herencia policial.

El suboficial Granda recuerda que fue un hermano el que le inculcó la vida policial y ahora tener a dos hijos y a una nuera en la Policía Nacional es lo máximo para él. “La profesión es bien arriesgada, pero acá uno aprende a valorar a los seres humanos. Mi esposa ha sido el mejor soporte para llevar acabo nuestra profesión”, señaló el gendarme de 53 años de edad.

Siempre le da consejos

Lo que se hereda no se hurta y muestra de aquello es la historia del suboficial Efraín Azogues, quien comparte la institución con su hijo el cabo segundo Edison Azogues, quien trabaja en el área de Talento Humano en el Distrito Manta.

“Nunca le impuse que siguiera esto, sin embargo mis demás hijos eran ingenieros y yo quería que siguiera algo similar, pero a él le gustó la Policía Nacional y yo lo apoyé”, contó el suboficial, quien labora en la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Jaramijó.

Recordó que veía desde pequeño que a su hijo le gustaba la Policía Nacional porque solía ponerse el uniforme y mirarse al espejo para luego hacer las típicas preguntas de rigor ¿Papá y cómo es la Policía Nacional, qué haces ahí, y has detenido a un ladrón?.

“Yo vía las fotos de mi padre, cuando pasó la conscripción y veía cómo era el traje policial de antes. En la televisión miraba muchos programas policiales y me gustaba escuchar a mi papá cuando me contaba cosas de la institución”, recordó el cabo segundo.

El padre de Edison, recuerda que su hijo sacó una buena calificación en el curso de formación de policías y eso lo llenó aún más de orgullo. “Siempre le doy consejos, desde que inició en esto porque tiene que ser muy responsable en todo”, comentó el uniformado de 52 años de edad.

La familia Azogues es oriunda de Santo Domingo de los Tsachilas y ahora todos radican en Manta, esto llena de alegría al subteniente porque puede estar cerca de sus seres queridos.

Al cabo segundo Edison Azogues le encantaría que uno de sus tres hijos varones repita esta misma historia de estar en la Policía Nacional y que compartan este sentimiento de trabajar entre padre e hijo. “Gracias a mi padre soy policía. Sé que uno no puede tomar decisiones por los hijos en cuanto a la profesión pero sería lindo escuchar que uno de mis hijos quiere pertenecer a esta noble institución”, finalizó.

Policías Granda,padre e hijo al servicio de la comunidad Manabita


 

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