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Proyecto ‘Mi padrino policía’ llegó a escuela de educación especial

Quito. En el norte de la capital, 140 niños y niñas con discapacidad participan en el proyecto ‘Mi padrino policía’, que busca el acercamiento y capacitación a grupos vulnerables mediante juegos, dinámicas y títeres.

Un derroche de sonrisas, ternura e inocencia, es lo que se vive a diario en la Escuela Fiscal de Educación Especial, ubicada al norte de Quito. En esa institución, sus estudiantes no son niños ni mucho menos personas ‘especiales’, son angelitos, inocentes ante los peligros que rondan a la sociedad normal.

Ellos, a más de sus jornadas matutinas de clases, tienen, desde hace dos meses a sus padrinos: los gendarmes del circuito Jipijapa, quienes dejan un momento sus labores cotidianas contra la delincuencia para jugar con ellos.

Al ingresar por una puerta rústica de rejas negras para luego ir al coliseo, es inevitable no ver ni sentir la emoción de los menores de edad, quienes sueltan las manos de sus profesoras para correr a los brazos del teniente Reyner Romero, subjefe del distrito. Él comentó que guardan las armas y demás equipos ya que los niños son curiosos, los abrazan y a veces ni los dejan ir de la emoción.

Romero indicó que se generan constantes actividades para realizarlas en la escuela. Al momento, una vez a la semana los miembros del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) ubican las motos en el parque que está a lado de la institución y, en filas, invitan a los niños a pasear en las canchas. “A veces no quieren ni bajarse, o se apegan mucho a nosotros, es muy bonito”, expresó.

Carlos Yánez, jefe del distrito, señaló que mediante ‘Mi padrino policía’ se busca integrar a estos niños vulnerables, que muchas veces son excluidos de la sociedad y que sepan que la Policía también está al servicio de ellos y que ante un uniformado pueden tener plena confianza y seguridad.

Video:

La mañana de este miércoles 6 de mayo se gestionó la presencia de Paquito Policía. Él jugó con los niños y junto a su amigo Raulito, les enseñó a no dejarse engañar por personas extrañas que quieran aprovecharse de ellos a través de regalos o dulces.

Elsy Proaño, directora del plantel, calificó de positiva la presencia policial y el servicio que brindan a los menores de edad y a los profesores. Agregó que esto ayuda a mejorar la seguridad del sector y prevenir inconvenientes con la delincuencia.

Para Yánez y Romero, la experiencia de trabajar, jugar y entender a estos “angelitos” como los llaman, los llena de felicidad y satisfacción, pues su ternura y amor se contagia en cada abrazo y sonrisa sincera que les brindan apenas ven su presencia por la puerta de ingreso. /Redacción Quito.

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