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Se despide del uniforme verde aceituna, pero su vocación policial continuará ferviente

El Carmen. “El policía es mucho más que un buen amigo”, es la ideología que mantuvo Fernando Rodríguez, quien ascendió en marzo al grado de suboficial segundo y que a sus 25 años dentro de la Institución policial se despide para seguir nuevos rumbos en su vida.

Agradeciendo a Dios, a la Institución y a todos quienes le apoyaron, el suboficial dice adiós y menciona que su decisión es para dedicar más tiempo a su familia e hija. Afirma que detrás de su seriedad y aspecto de enojado, le conmueve el hecho de dejar el uniforme verde aceituna. Sin embargo, deja un mensaje para los futuros policías.

“La Institución policial ha evolucionado y ahora el uniformado se prepara más y es lo que deben hacer quienes deseen ingresar, es decir, capacitarse constantemente. A quienes se inclinen por la profesión policial espero que se esfuercen por ser los mejores en servicio”, comentó.

Su último cargo fue en la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños Niñas y Adolescentes (Dinapen) en El Carmen, donde tuvo algunas experiencias. Recordó que uno de los casos que lo llenó de tristeza, fue la recuperación de un adolescente de 14 años de edad, quien tenía discapacidad y había abandonado su hogar porque su padre es alcohólico y su madre lo abandonó a temprana edad.

“Él no quería regresar a casa, me comprendía bien lo que le decía, pero no quería volver. Lo llevé hasta Chone y le ofrecí comida y aceptó, eso me emocionó porque al final era lo que él necesitaba. Creo que falta muchas bases de valores humanos en los hogares y eso afecta a nuestras nuevas generaciones”, dijo.

Sus inicios

Fue en 1989 cuando decidió ser policía. Contó que en ese entonces estaba en su lugar natal, Riobamba, con su hermano y se enteraron que se abriría un curso para ingresar a las filas policiales. Ambos dieron el examen de ingreso pero solo aprobó Fernando Rodríguez, quien logró graduarse con la trigésima sexta edición de la escuela Sargento Primero José Emilio Castillo Solís.

“Conocer la Policía Nacional fue empezar de cero, ganar experiencia poco a poco y aprender a amar el uniforme. La Policía es una noble Institución, en la que sus miembros luchan cada día por servir a los demás, con el anhelo de lograr una convivencia más sana donde todos podamos vivir en paz.

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Recorrido

Rodríguez trabajó en el grupo de tránsito de Pichincha, fue su primera asignación policial y desde un taburete dirigía los vehículos en las avenidas 10 de Agosto y Colón. Luego estuvo en la frontera con Perú en la unidad de Protección, Vigilancia y Seguridad (PVS, en Babahoyo fue designado a brindar seguridad a las entidades bancarias. Finalmente llegó a Manabí a formar parte de la Dinapen, donde no solo se desarrolló como profesional, sino que conformó su familia.

Algo que resalta de la Policía Nacional es que gracias a ella ha recorrido gran parte del país. Ahora deja el uniforme, pero en su ser seguirá ferviente la vocación policial. Redacción G. V. /Manabí.

Fotografías:


 

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