Tras conocer sobre la organización de la fiesta, cuya entrada tenía el valor de cinco dólares, los agentes de la Dinapen acudieron al barrio La Paz, en la parroquia Ricaurte, en la cual se encontraban alrededor de una docena de personas, entre ellas cinco menores de edad.Al llegar, tres adultos se encontraban en la puerta de ingreso, dos de ellos consumiendo cervezas y con cuadernos en la mano en los que anotaban el ingreso de los jóvenes a la vivienda que se había adecuado para una fiesta.

Licor
Al interior del inmueble se halló a más personas libando pero la mayor sorpresa fue ver el sitio que se había destinado para el bar, donde tres menores de edad eran las encargadas de vender las cervezas y cigarrillos.

Durante la inspección se descubrió un refrigerador lleno de cervezas, así como jabas de la bebida en la cocina, además una botella de cristal con una bebida, aparentemente vino y otra botella de plástico con similar contenido.

El accionar oportuno de los agentes impidió que la fiesta se desarrolle y aislaron a los menores de edad hasta la llegada de sus padres, a quienes les explicaron las circunstancias en las que fueron halladas.

Familiares del organizador de la fiesta increparon a los policías e indicaron que se trataba de una fiesta para sacar fondos y que las cervezas no se vendían a los menores de edad. Pese a ello no presentaron los permisos al personal de la Intendencia que acompañó a los uniformados.

El capitán Carlos Fuel, jefe de la Dinapen Azuay, indicó que esta unidad de la Policía efectuará durante la temporada de vacaciones constantes operativos para evitar que se expenda licor en las denominadas “Matinés” o Fiestas Juveniles, muchas de las cuales no cuentan con los permisos para su realización.

Por su parte el personal de la Intendencia señaló que los operativos están orientados a las fiestas en las que la entrada tiene un valor, ya que las mismas deben contar con el permiso respectivo de las autoridades. /Redacción Azuay.