Un corazón de mujer en la Dirección de la Dinapen
Quito.- A sus 49 años, la coronel Verónica Espinoza ha alcanzado la autorrealización personal y profesional. Su carisma, perseverancia y tenacidad en el trabajo la hacen merecedora del respeto y admiración de superiores, civiles y de los miembros policiales que ahora trabajan bajo su tutela.
El miércoles 7 de noviembre se sentó por primera vez en su nuevo despacho. Tras sus vacaciones regresó como la flamante líder de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen). Llena de energía y con muchos proyectos y programas en mente planea trabajar arduamente.
Uno de sus principales objetivos es conseguir que los policías se relacionen directamente con la comunidad. “No veo una Policía inactiva, hermética. La Policía es atención, servicio y comunidad”.
Vida e inspiración
La coronel Espinoza es quiteña, pero toda su juventud vivió en la provincia de Chimborazo. Una etapa importante que marcó su vida fueron sus estudios escolares en el pensionado Juan Montalvo. En esta institución mixta vivió la interacción entre hombres y mujeres en donde se respetaba las cualidades de cada individuo.
Entre sonrisas señala que las mujeres jugaban fútbol y los hombres jugaban cosas de mujeres. “Aprendimos que no existe una diferencia en capacidades, todos podemos hacer lo mismo y salir adelante”.
Su afán de servir a la ciudadanía la llevó a iniciar sus estudios en Medicina. Con apenas un año de estudios escuchó la noticia de que las inscripciones para mujeres en la escuela de formación para oficiales se abrieron y no dudó en dejar la Medicina e inscribirse a dar las pruebas.
En ese primer llamado de la Policía Nacional, alrededor de mil mujeres se inscribieron. De este grupo ingresaron solamente 32 y tras superar todo el proceso de formación se graduaron 26.
Enfrentar al machismo
A pesar de ser una entidad por historia y trayectoria ligada a preceptos machistas, la Policía fue la primera Institución en abrir sus puertas a las mujeres. Estos paradigmas no detuvieron a Espinoza a luchar por sus objetivos. Cree fervientemente que el machismo en la institución ha ido desapareciendo, sin embargo, todavía quedan ciertos miembros que se resisten a recibir órdenes de mujeres o tener compañeras.
El orgullo de ser mujer lo demuestra en cada palabra. Su experiencia le ha demostrado que la mujer es muy adecuada para trabajar en el área policial debido a sus características de afinidad con niños, niñas y adolescentes. “Por ese llamado sexto sentido, que no es otra cosa que su sensibilidad ante la realidad social”.
Siempre ha existido el machismo pero quienes se resisten al trabajo de las mujeres en la Policía disminuye paulatinamente, con el tiempo. “Los jefes nos aceptan más y una demostración es que estoy como Directora Nacional de la Dinapen”. En un futuro no muy lejano no habrá ni función, ni actividad, ni grado que no sea ocupado por las mujeres.
Comprometida con el servicio
En sus inicios como miembro de la Policía trabajó por unos meses en la Dirección Nacional de Migración. Luego laboró en el Museo de la Policía Nacional que apenas se forjaba. Esta experiencia le dio la oportunidad de comprometerse aún más con su labor, al conocer sobre la historia de la Policía desde la época de La Colonia.
Más tarde trabajó en áreas operativas en tránsito y posteriormente formó parte de la Policía Rural de Galápagos, lugar en el que hace diez años participó en el descubrimiento de una red de pornografía y violación infantil. Hecho por el que recibió una Felicitación por parte del Congreso Nacional.
Con orgullo comenta que a raíz de este caso se hizo un cambio en las leyes del país y se dio mayor importancia a estos actos delincuenciales en contra de niños, niñas y adolescentes.
Más tarde trabajó en el Departamento de Violencia Intrafamiliar (Devif) en Quito, lo que le permitió conocer sobre todo tipo de violencia en contra de la mujer.
Dinapen
Como nueva directora de la Dinapen ya tiene en mente varios proyectos y programas. Está segura de que el trabajo que realizará junto a su equipo será muy provechoso, “me va a enriquecer mucho, es un área nueva pero está en mi interior servir”.
Su compromiso concibe la erradicación de la violencia pero admite que no es solamente una lucha de la Policía sino de los colegios, padres de familia y de otros actores.
Cuando se evite que los niños consuman drogas, que se suiciden y haya una disminución en la violencia, “podremos decir que nuestro éxito ha sido rotundo”, manifiesta.
Reconocimientos
Durante su larga carrera policial ha recibido todas las condecoraciones que se entregan por tiempo y también por mérito. Sin embargo, su principal logro en la vida es ser querida y aceptada por la ciudadanía. Con una mirada agradecida manifiesta, “no hay nada mejor que las personas se acuerden de que hice algo bueno por ellos. Una sonrisa, un abrazo para mí es muy importante porque demuestra que no hemos vivido en vano”.
Contrastando la profesión con el hogar
Lograr el balance entre su familia y su trabajo ha sido un reto para la coronel. Es cabeza de hogar; sus tres hijos, aunque con dificultad, se han acoplado a ser parte de la familia policial. “Han tenido que aceptar la profesión tan dura de su madre”, comenta Espinoza.
“Para mí ha sido normal llevarlos a mis lugares de trabajo y que ahí realicen sus tareas”. No ha faltado los reclamos por parte de sus hijos que requieren de más tiempo y atención de su madre. Sin embargo, con el tiempo han aprendido a aceptar y comprender sus ajustados horarios.
Sus padres han sido un pilar fundamental hasta el día de hoy. “Mis padres y mis hijos han sido la bendición a través de la cual veo que Dios me ama”. Su voz demuestra seguridad, su rostro refleja accesibilidad y confianza. La coronel Espinoza va haciendo su camino al andar, enfocada en las metas que la Policía Nacional le traza, siempre en beneficio de la comunidad. /Redacción Quito.