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La mujer Policía, madre, esposa y garante de la seguridad ciudadana

Quevedo.- La cabo segundo de Policía Celinda Navarrete Escobar y seis compañeras más que prestan sus servicios en el Distrito Quevedo-Mocache, este domingo regresaron felices a sus casas, porque de regalo por ser el Día Internacional de la Mujer, el jefe de la unidad les dio libre el día.

Nuestro equipo decidió acompañarla hasta su vivienda a compartir una jornada en su rol de madre y esposa. Celinda nos comentó que tiene nueve años en la Institución Policial, a través de los cuales ha aprendido mucho y obtenido grandes experiencias.

Inició su vida de servicio en la Institución Policial en la ciudad de Machachi, luego pasó a la ciudad de Quito, después Babahoyo, Santa Elena y actualmente se encuentra en la ciudad de Quevedo.

Su vinculación a la Policía Nacional hasta cierto punto fue casualidad. Cierta vez mientras caminaba por las calles de Quito vio a una mujer Policía y le preguntó por los prospectos, a lo que ella gentilmente le respondió y de a ahí en adelante se ligó con la Institución de la que ahora depende.

Ella siente que hay diferencia entre ser una persona uniformada y una civil, “las diferencias son grandes entre desempeñarse como Policía y como una persona civil, porque con uniforme siente que tiene más responsabilidades, más seriedad; mientras que cuando está de civil le toca ser más espontánea y olvidarse de dar tener que ser dura, exigente o dar órdenes, por su hija y por sus amistades”, dijo Navarrete.

En cuanto al rol de ser esposa y madre a la vez, dijo que el ser madre le significa de tener que ser más fuerte ante la gran responsabilidad de enseñar y educar a su hija; como esposa la demanda de cariño, comprensión y amor. En lo policial Celinda tiene la consigna de cumplir y tener que reportarse frente a un jefe que le pide resultados de su labor con la ciudadanía.

Como muchas mujeres policías formó su hogar con un compañero de la Institución y contó que hace nueve años está casada orgullosamente con el sargento segundo Juan Carlos Altafuya, a quien conoció cuando apenas era una aspirante y con quien procreó a Harley, una hermosa niña de nueve años.

Aunque tiene clarísimo que su vida es complicada, nos dice que juntos han sabido sortear millón dificultades, sin tener que descuidar sus trabajos encomendados.

Ella se define como una mujer hogareña, el tiempo franco suyo y de su esposo lo dedican enteramente a su pequeña niña y a los quehaceres del hogar.

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También viajan juntos, visitan amigos familiares y un sin fin de menesteres de la casa que los planifican juntos. “La vida de hogar exige que dediquemos el poco tiempo que tenemos para vivir en familia y cultivar las amistades”, señaló.

También está consciente que con fe y fortaleza todo lo puede. Celinda señaló que el rol de ser mujer no es un papel fácil, pero que “sí podemos, porque Dios siempre nos dará fuerza para seguir adelante”, comentó.

A sus compañeras de las filas policiales las anima y les envía el mensaje que no se dejen vencer por las dificultades ni el pesimismo, “siempre tenemos que estar luchando, nosotros somos el motor en nuestra institución y en nuestros hogares”, finalizó.

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