Perseverancia y disciplina son los ejes de vida de la general María Fernanda Tamayo
Quito.- Podría considerarse como una mujer de hierro, por su perseverancia y disciplina. Sin embargo, para quienes la conocen de cerca la consideran una mujer de oro. Por lo valiosa que es, no solo en la parte profesional, sino en la humana.
Se trata de la general de distrito María Fernanda Tamayo, una de las dos mujeres coroneles que fue ascendida hace poco al grado de General. Aunque ella comenta que sicológicamente nunca se preparó para ser General, el rango más alto de la Institución del orden.
Su meta era cumplir 33 años en la Institución y llegar a ser coronel, pero cuando le dieron la noticia de su ascenso sintió una gran satisfacción. “No fue fácil el camino, pero he sabido guardar el equilibrio entre una carrera tan demandante y mi familia. Siempre he estado en los eventos más importantes de mis 4 hijos y esposo”.
Para la general Tamayo, elegir ser policía fue la mejor decisión de su vida. Ella cuenta que cuando se graduaron les enviaron a unidades de investigación, con un trabajo más administrativo como Migración. Tuvo que pasar cuatro años para que les envíen a Servicio Urbano, a los conocidos Puestos de Auxilio Inmediato (PAI).
“A mediados de los 80, la ciudadanía disfrutaba de ver a mujeres en estos puestos de auxilio porque era como una novedad. Eso motivo a los mandos superiores a seguir confiando en las mujeres policías porque teníamos un trato diferente con la comunidad y fueron aumentando los grupos de féminas en estos puestos”.
Mujer de retos
La general Tamayo es oriunda de la parroquia Shell, cantón Mera, provincia de Pastaza. Fue parte de la primera promoción de subtenientes y pertenece a la cuadragésima octava promoción de oficiales de Línea. Cuando ingresó a la Escuela Superior eran 26 mujeres y ahora solo dos han llegado al grado de generales. Ella pertenece al selecto grupo.
Todo lo que se ha propuesto lo ha logrado. En el 2014 fue designada como la primera oficial en dirigir la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo. Allí empezó uno de sus retos más importantes, ya que tenía a su cargo la formación de oficiales con la diferencia de que esta vez el trabajo iba dirigido a la inclusión e igualdad de género. Su paso por la Escuela fue un éxito.
Ahora fue designada como Directora de Planificación de la Policía Nacional. No le teme al puesto, al contrario cree que es una gran oportunidad para mostrar todos los conocimientos aprendidos en sus años de experiencia policial. Está encargada de fortalecer la estructura funcional de los servicios que presta la Policía Nacional.
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De coronel a general
Su esposo es el coronel Fausto Salinas, quien es el actual jefe de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO). Para él, la general Tamayo es el amor de su vida y lo que más destaca de tenerla como esposa es su perseverancia, su honestidad y su calidad humana. Ella es muy disciplinada dentro y fuera de la casa. “Yo soy también muy disciplinado, por ese lado no tenemos problemas”, comenta entre sonrisas el coronel.
La General es amante de los chocolates y de la comida nacional. Ellos se conocieron en un curso de computación dirigido por la Jefatura de Tránsito. A pesar de que no les gusta hablar mucho de su vida personal, Salinas dice que su esposa es una mujer que vale oro por su calidad humana, “dentro de casa no deja su disciplina pero es muy cariñosa y tierna con sus hijos y con su familia”.
El coronel Salinas dice que por su condición de oficiales superiores la mayoría de veces tienen que estar concentrados o dirigiendo y coordinando cada uno sus Servicios. Pero en sus momentos libres disfrutan mucho de la música, en especial de la romántica. Los dos disfrutan las canciones de Donato y Estéfano, en especial ‘Estoy Enamorado’, que siempre le canta para mantener la chispa del amor.
Tamayo dice que ahora el reto es llegar a ser general Inspector que es el grado que sigue luego del de Distrito. Seguirá preparándose para no quedar solo en estadísticas o ser parte de la historia de la Policía Nacional, sino hacer historia dentro de la Institución. Honradez, perseverancia y disciplina le sobra. Redacción O. R. /Quito.
